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"Before the coffee gets cold".
(20019), de Toshikazu Kawaguchi.
Por Margo
23 de octubre de 2024
Te voy a hacer tres preguntas:
La primera: Si te dieran la opción de viajar al pasado, ¿lo harías?
La segunda: ¿Lo harías, aunque no fuera a tener ningún efecto en el presente o en el futuro?
La tercera: ¿Lo harías aun a riesgo de que nunca puedas volver?
Esa sería la premisa que Toshikazu Kawaguchi nos plantea desde el inicio de sus páginas. “A lo hecho, pecho” y “Pasado, pisado” son las moralejas que diseccionamos y extraemos de entre sus 224 páginas.
Aunque tenga aspecto de libro amable y simpático… ¡trampa! El drama viene servido en mini-tazas de café. Concretamente, cuatro. Cuatro capítulos en los que se nos presentan diversas coyunturas protagonizadas por una pareja joven, un matrimonio adulto, dos hermanas y una madre con su hija.
“Before the coffee gets cold” es el primer tomo de una serie compuesta por 5 historias inter-conectadas entre sí:
1. “Before the coffee gets cold” (2019).
2. “Tales from the Café” (2020).
3. “Before your memory fades” (2023).
4. “Before we say Goodbye” (2024).
5. “Before we forget kindness” (2024). New! Recién sacado del horno este pasado septiembre.
*Puesto que aún no me he leído los otros cuatro libros que prosiguen al primero, hablaré únicamente de “BTCGC”.
El Café, Funiculi Funicula, situado en la ciudad de Tokio, es popularmente conocido por una leyenda urbana que se ha ido extendiendo, poco a poco, entre la sociedad japonesa: “En esa cafetería, puedes viajar al pasado”.
Sin embargo, lo que no sabe la mayoría de su asidua clientela es que hay una serie de normas y/o requisitos indispensables que no lo ponen nada sencillo...
1. Para viajar al pasado, debes sentarte en una silla muy específica. Una, además, ocupada por una mujer de vestido blanco que lee, reposadamente, una novela. Más tarde, los regentes de la cafetería te descubrirán su verdadera identidad: ¡un fantasma!
Es decir, para viajar al pasado, debes de ser paciente y muy ágil con tal de aprovechar la breve ausencia de la mujer cuando ésta tenga que ir al baño (correcto, también ellos tienen que hacer sus necesidades).
2. No puedes forzar al fantasma a levantarse de su silla - de lo contrario, te echará una maldición –, ni siquiera servirá si se lo pides con toda la educación del mundo. Sólo la camarera sabe poner en práctica una treta infalible para hacer levantar al fantasma de su asiento.
3. Una vez que te sientes en la mesa indicada, debes recordar el momento exacto del pasado al que quieras volver en el tiempo.
Importante: Si lo que quieres es volver al pasado para reencontrarte con una persona en particular, también ésta debe de haber visitado el café en la fecha que indicas.
4. Genial, viajas al pasado… ¿y ahora qué?
Minutos antes de dar más vueltas que el programa de centrifugado de una lavadora, la camarera, Kazu Tokita, se aproxima hacia tu mesa portando una bandeja con una jarra de plata y una tacita. Conforme vierte el café, Kazu te recuerda la norma más importante: debes acabarte el café antes de que se enfríe o… te convertirás en un fantasma para el resto de tu vida.
A pesar de la larga lista de requisitos y obstáculos que detallan desde el Café, serán varios los clientes que se atreverán a cruzar una difusa línea temporal hacia atrás e, incluso, hacia delante. Animados por diversas motivaciones pasionales, buscan reencontrarse con sus pareja o familiares para verbalizar lo que nunca se atrevieron a expresar cuando tuvieron la oportunidad.
Así una oportunidad laboral, una enfermedad o una trágica pérdida son los grandes villanos de una historia que no permite espacio al cambio, sino a la aceptación de los hechos tal y como vienen, ensalzando una madurez y un anclaje al presente que todos deberíamos aprender a poner en práctica en nuestro día a día.
Eso, al menos, es el código que he logrado descifrar en “Before the coffee gets cold”. Podrás disfrutar de esa conversación que tanto anhelaste mantener o entregar en mano aquello de lo que nunca pudiste desprenderte para obtener respuestas o concluir capítulos de tu vida… pero nada de lo que trates de corregir o cambiar en el pasado tendrá un efecto mariposa en tu presente. Nuestra cultura popular nos ha hecho creer, a través de libros y películas, que lo que se altere en el pasado tendrá importantes consecuencias en el futuro, pudiendo jugar a nuestro favor o, incluso, todo lo contrario.
El autor nos concede un tiempo de reflexión y un espacio para fantasear con una versión de los hechos paralela a nuestra realidad existente.
Kagawuchi nos pregunta: “Si pudieras volver al pasado, ¿qué cambiarías de tu vida? ¿Qué te gustaría que hubiera sido diferente? ¿Te arrepientes de no haber hecho algo cuando aún estabas a tiempo”? Y luego, nos grita a la cara: “Al carajo con el pasado, ¿me oyes? ¡No tiene sentido!”.
Se trata de una lectura breve, sencilla de seguir y con una lista de personajes escueta. Al menos, el autor no profundiza ni desarrolla en exceso las diversas capas de personalidad en este primer tomo.
Aun así, se trata de una historia que te hace meditar, empatizar y sentir múltiples grados de tristeza ante el despliegue de unas circunstancias nada extranjeras o inconexas a las vivencias de la mayoría de quienes conformamos nuestra sociedad moderna.
Aunque puedas concluir la lectura esperando un poquito más – en mi caso, a decir verdad, llegué a pensar que no se trataba de una serie de libros, sino de una historia independiente y conclusa –, finalizas en un último sorbo con cierto regustillo amargo y de gratitud por tu vida presente y que, no lo olvides, ha sido cimentada sobre una vida pasada inalterable.
Lo que más pongo en valor de esta lectura son las incómodas cosquillas en la nariz que te provoca, despertando en ti un diálogo interior y, a su vez, un tema de conversación muy interesante que poder entablar con tu círculo más cercano.
Por ello, ¿tú qué harías? ¿Levantarías al fantasma de la silla?
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