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C A R T A
BORRÓN y CUENTA NUEVA
Apenas conocía la palabra ‘resiliencia’ hasta la irrupción del Coronavirus. Afinando el oído, podría escucharla hasta en Spotify.
Llegamos a septiembre -mes nueve de doce- casi sin darnos cuenta. Os prometo que cuando me preguntan por la edad, saco mi DNI con gusto porque así salimos todos de dudas. No sé si tengo veintisiete, veintiocho o si todavía me mantengo en los veinticinco que dejé atrás los días previos al cierre global a causa de la pandemia del Covid-19.
Este maldito “bicho” ha dejado un rastro de sueños rotos a su paso; proyectos pausados por un largo y necesario confinamiento con el que evitar la sobresaturación de los hospitales -auténticas trincheras- donde aún se despliega la batalla.
La vida del barrio se apagó paulatinamente. Nuestro bar predilecto frente a la oficina o Universidad -esencial en nuestro día a día, pero “prescindible” para quien no conoce a nuestros amig@s de detrás de la barra- no logró sobrevivir al teletrabajo. Relegada al balcón -donde el planazo del día era aplaudir con mis vecinos- me di cuenta de lo mucho que anhelaba el calor humano, la sonrisa de una boca al descubierto o el roce de la piel. Porque, sin duda, lo peor de la pandemia fueron aquellos abrazos de despedida que nunca se dieron.
Al 2021 le pedimos una tregua y que las mesas de Navidad no encogieran más. Aún me emociono al pasar frente al Hospital Morales Meseguer de Murcia donde un enorme cartel rezaba: “Fuerza, abuelo”. Me pregunto si ese hombre, víctima de la mala fortuna, consiguió salir de esa habitación y reencontrarse con su familia.
Este año está siendo especial por muchos motivos. La pregunta: “¿A ti cuál te han puesto? ¿Pfizer? A mí Moderna”; ha sido el interrogante estrella del verano. Dejando los memes a un lado, sin duda, ha sido la inyección de esperanza por excelencia. Aunque aún surjan muchas dudas en relación a sus efectos en el largo plazo, la tranquilidad es una garantía de nuestro futuro más próximo.
Ha sido un verano especial porque - a pesar de las nuevas y peligrosas variantes - vamos dando baby steps convertidos, poco a poco, en pasos de gigante hacia el ansiado rótulo de “The End”. También nos hemos podido reunir más en nuestras casas y fuera de ella, aunque con restricciones horarias. Las largas noches de verano con amigos son otra forma de administrar medicina.
Este agosto he podido hacer un viaje en familia como cada año. Os mentiría si os dijera que no ha sido raro y, sobre todo, un verdadero 'fastidio' – entre varias pruebas, formularios, seguros COVID y guardar extrema precaución los días antes - que me ha hecho añorar, aún más, nuestras vidas pre-pandemia. Pero como dicen, no se pueden apreciar las luces sin la presencia de sombras.
Con todo esto, quiero decir que siento como si volviera a revivir múltiples primeras veces en segundas veces. Este parón generalizado a todos los niveles vitales nos ha devuelto a la casilla de salida - aunque sin cobrarnos los doscientos del Monopoly - pero muy preparados para volver a tirar los dados.
Septiembre, para mí, es análogo al Año Nuevo. Como si los meses anteriores fueran un free trial antes de la suscripción premium. Si bien los inicios nos parecen emocionantes, nos volvemos funámbulos intentando hallar el equilibrio. Aun así el optimismo se asoma por el horizonte, así como, las ganas de volver a vivir y tirar del máximo de nuestras capacidades sin poner en riesgo a los demás. Especialmente, a los más vulnerables de la casa.
Tenemos muchas ganas de 'volver a lo de antes'. Es más, ¿no os parece que la proliferación de todos los re-boot de las series o películas que nos han hecho pasar momentos tan divertidos - como Sexo en Nueva York o ESDLA - tiene algo que ver? ¿Se trata de un maravilloso complot, influido por la nostalgia de momentos pasados y felices, maquinado por la Industria cinematográfica? Yo doy gracias al "estiramiento de chicle", la verdad.
Queremos sumergirnos en apasionantes proyectos -como yo con esta página web - de vivir experiencias y que se nos permita crecer sin límites hasta que no nos valga la ropa.
Esa es la magia propia del noveno mes del año que nos empuja hacia nuevas oportunidades, trabajos, ideas - cambios radicales de pelo, ojo con esto- y ambiciones.
Permítete inundarte de un mes lleno de propósitos y - lo más complicado de todo - cumplirlos.
"Feliz año nuevo".
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